Tengo sentimientos encontrados con esto de la huelga del próximo jueves, día internacional de la mujer.
Por un lado no creo que un paro general se solucionen algunos de los
problemas que siguen martirizando a la mujer en Valencia, en España, en Europa
y en el mundo mundial.
Y por otro lado el lema "si paran las mujeres, se para el mundo"
me resulta atractivo y provocador porque creo que es totalmente real aunque
utópico.
Pienso que es un poco pretencioso querer emular la huelga que
protagonizaron las mujeres islandesas en octubre de 1975 paralizando Islandia.
Lo tenían fácil ya que el país es una isla de algo más de 220.000 habitantes.
Luego está el otro tema del que trata esta huelga especial, y es que alguna
fuerza política un tanto morada está empleando esta movilización como acto
propio y exclusivo y se apuntará un tanto si llega a ser grande la movilización
alcanzada.
A estas alturas, hacer o no hacer huelga ya no es una opción ante un
derecho fundamental, sino un posicionamiento político, o peor aún una
calificación de cómplice si no la secundas.
Al final creo que haré la huelga porque hay más motivos para ello que para
negarla, aunque solo sea por eso de ser solidaria con mi género y que no quede
que los peores enemigos de las mujeres somos nosotras mismas.