Lo del pasado jueves fue un teatro pre electoral con un protagonista, Rodrigo Rato, y un actor secundario que fue el agente del Servicio de Vigilancia Aduanera de la foto.
Ni defiendo ni acuso al señor Rato, pero como a todo ciudadano se le ha de presuponer su inocencia, pues estamos en un Estado de derecho y no es de recibo que ya se le haya hecho un juicio de telediario con condena, aunque esta fuera de siete horas de arresto.
· Para
empezar, una hora antes de iniciarse el registro en su casa, un gran número de
periodistas y cámaras de televisión ya estaban apostados allí para inmortalizar
el acto. ¿Quién los avisó?
· Posteriormente
Rodrigo Rato salió de su casa escoltado por policías, lo que hizo suponer a
todos que iba arrestado, aunque no fuera esposado. A nadie se le escapó el
detalle (ni la foto) de que uno de los agentes le bajara la cabeza con la mano
para entrar en el coche. Este gesto se hace cuando el detenido va esposado y se
quiere prevenir que se golpee con el techo del vehículo al entrar en él. Sospechoso
también es que no haya ningún gesto instintivo de repulsa por tamaña
humillación por parte del señor Rato.
· Los
miembros de Vigilancia Aduanera son agentes de la autoridad dependientes de la
Agencia Tributaria que centran sus investigaciones en el blanqueo de capitales
y el fraude fiscal pero no es frecuente verlos protagonizar una operación contra
la corrupción. Ni la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía ni
la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, ambas especializadas en
blanqueo y corrupción, estaban al tanto de la operación. ¿Hay papeles
incautados en el registro que no interesan ser llevados ante el juez y que se
pueden perder misteriosamente?
· Parece
ser que la Agencia Tributaria, a instancias de la fiscalía de Madrid, se
dirigió al Juzgado de Guardia para que un juez (de instrucción nº 35 de Madrid)
dictara la orden de arresto pasando por delante de la Fiscalía Anticorrupción,
encargada hasta ahora de las investigaciones en la Audiencia Nacional. ¿Hay
independencia en las Instituciones del Estado o es una utopía?
· Siguieron
los registros, esta vez en el despacho del señor Rato. ¿Seguía arrestado? ¿Era
necesario su arresto para efectuar los registros?
· Pasaron 7 horas y sorprendentemente el señor Rato volvió a su casa sin que pasara ni un solo minuto en un calabozo. Se suponía que estaba arrestado y que debía pasar a disposición judicial en el término de 72 horas. La misma fiscalía que recomendó el arresto ante el juez de guardia posteriormente pide su puesta en libertad.
Todo esto me suena a “paripé”. Con este golpe de efecto el Gobierno consigue su propaganda (electoral) para demostrar que es real la lucha contra el fraude y el señor Rato paga su culpa con siete horas de arresto.
Veremos si esto continúa o ya todos se
dan por contentos.