Al son de un vals

Recomiendo su lectura mientras se está escuchando la música de un vals como por ejemplo el que me inspiró a mí





Mientras él la guió hasta la pista de baile, ella notó un brillo en sus ojos. Ambos llevaban puestas máscaras pero se reconocieron con solo mirarse a los ojos.
Llegaron a la pista de baile y ella lo miró al tiempo que esbozaba una sonrisa radiante.

La música empezó a sonar. Compases de vals: uno, dos, tres.
Mientras él la cogía una mano y deslizó la otra por su cintura, ella intentó relajarse cogiendo su mano y posando la otra en su hombro. Su contacto fue cálido pero a ella le recorrió un escalofrío.
Entonces empezaron a moverse al compás de la música.
Él la hacía girar y girar, moviéndose al unísono.
Todo a su alrededor se congeló, solo existían ellos dos en el salón de baile.
El vals era un baile demasiado íntimo, bajo la romántica y tenue luz que emanaban de las lámparas, el olor de las flores que formaban la decoración del salón y la música de violines y arpa.

Uno, dos, tres, giros, vueltas, uno, dos, tres.

No dejaban de mirarse. No había más parejas bailando en el salón, no había más ojos que los miraran. Solo existían ellos y la música.

Acabó el baile y acabó la magia. Ella se soltó de sus brazos y se apresuró a salir al jardín por los ventanales que estaban abiertos. Él la siguió, pero no con la suficiente rapidez pues la perdió de vista.
No volverían a verse más pero ambos recordarían ese vals.