Eurovisión, cada vez más extravagante

Recuerdo, hace unos cuantos años,  la noche de un sábado de mayo cuando se emitía la gala del Festival de la Canción de Eurovisión.
Mis hermanos y yo nos la veíamos de principio a fin y hacíamos quinielas a ver quién ganaba y qué puesto obtenía España.


En esos tiempos la finalidad del festival era unir los pueblos europeos con la música y dar a conocer al mundo la música europea.


El primer festival tuvo lugar el 24 de mayo de 1956 y tan solo participaron 6 naciones. Mucho ha llovido desde entonces.
No viví el primer triunfo de España en 1968 con Massiel y su "La, la, la". Era un bebé y por entonces me preocupaba más mi ración de biberón y que me cambiaran el pañal regularmente.
Tampoco viví el segundo triunfo al año siguiente con Salomé y su canción "Vivo cantando". Estaba más preocupada de que mi hermana me dejara dormir tranquila pues era un bebé que no paraba de llorar.
Pero sí viví, con verdadero bochorno, en 1983  la actuación de Remedios Amaya y su "¿Quién maneja mi barca? Los "nul points" dolieron aunque nos los tuviéramos merecidos.

Desde entonces algunos países se empeñan en llevar al festival cantantes que o bien dejan mucho que desear o bien la puesta en escena es puro espectáculo.
Nótese en el siguiente vídeo como la calidad de las canciones va decreciendo conforme pasan los años. ¡Una pena!


Así llegamos al pasado sábado con la actuación ganadora del 2014.
Si Europa es esto, prefiero ser de otro continente o mejor de otro planeta.