La prudencia olvidada

La prudencia es, ante ciertos acontecimientos o actividades, la capacidad de pensar los riesgos que conllevan nuestras acciones y adecuar o modificar la conducta para reducir al mínimo los posibles perjuicios producidos.

Esta capacidad se le supone necesaria a toda persona y muy especialmente a aquella que tenga un cargo de relevancia donde sus acciones puedan producir consecuencias incómodas o perjudiciales como es el caso del ministro del interior, señor Fernández.

¿Qué pintaba todo un ministro recibiendo en su despacho a un imputado por delito fiscal y blanqueo de capitales?

Poca reflexión ha habido de parte del señor Fernández sobre las consecuencias que se derivaban de ese acto pues cualquiera pensaría que utiliza las instituciones para dar trato de favor a un amigo o excompañero de partido.

Y para rematarlo se ve obligado a dar una explicación en el Congreso que más valía que se hubiera quedado callado antes de soltar ante micrófono semejante desatino que hace necesario su matización durante varios días.

Si es verdad que el señor Rato está amenazado (a través de una red social) debe acudir a la policía e interponer la pertinente denuncia.

Me gustaría saber si el ministro se ha reunido con alguna mujer física y realmente amenazada, por ejemplo, porque aquí en España, desgraciadamente, hay gente que por diferentes motivos están amenazados de muerte con actos o/y palabras, no tienen escolta ni protección policial y no han sido recibidos por el señor Fernández.