El machismo de las mujeres

 

La definición que da el diccionario de la lengua española de la RAE sobre machismo es: “actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres”.

No hay que ir muy lejos para comprobar, en tus propias carnes, que hoy sigue estando vigente esta definición que a mi modo de ver habría de ser ampliada ya que este comportamiento también lo encontramos entre las mujeres.

La mujer machista es aquella que sacrifica su individualidad, su identidad, sus creencias, su trabajo,… cuando está en pareja y critica que otras mujeres puedan tener otras actitudes e inquietudes. Repiten el mismo modelo aprendido de sus madres.

La cultura, la sociedad y nuestras mismas madres nos han educado para aprender que existen diferencias entre el hombre y la mujer.

Se nos ha enseñado que la mujer debe ser delicada, dócil, sensible, abnegada, coqueta,… y que el hombre debe ser superior intelectualmente, viril, fuerte,…

Muchas veces nos encontramos que nosotras somos nuestras propias enemigas.

                           “El peor enemigo de una mujer es otra mujer”

Tuve el ejemplo en mi abuela y sus preferencias por sus nietos varones (eran otros tiempos) y en menor medida en mi madre, que nos enseñó que todos en mis casa debíamos contribuir, pero al final éramos las chicas las que nos encargábamos de casi todo.

Aún hoy tiene ideas tan peregrinas como que no puedo ir a los sitios si no voy respaldada por la figura de un hombre o que no debo leer o escribir cierta literatura porque se me pueden meter “ideas raras” en la cabeza.

Los estereotipos de signo machista son transmitidos tanto por hombres como por mujeres; pero somos nosotras, con nuestros comportamientos, las que fortalecemos esas absurdas formas de pensar que se convierten en modelos a seguir.

La educación de un hijo comienza en el seno familiar. Es la madre en quien recae esa tarea y es ahí donde deberían cambiar las cosas. Posteriormente entrarían en juego los profesores en la escuela.

Se acerca el día 8 de marzo, día de la mujer (trabajadora siempre) y además reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres, quisiera reclamar el valor de la educación en todos los ámbitos pero más concretamente dentro de la propia familia, y muy especialmente la que educa en ella que es principalmente la mujer.

La lucha más grande que debemos dar las mujeres contra la discriminación es con nosotras mismas para desterrar ideas, costumbres y estereotipos aprendidos desde la niñez.

De poco sirven grandes medidas si somos nosotras las que tiramos piedras sobre nuestro propio tejado.