La mona vestida de seda

Siempre he pensado que un hombre con traje ganaba mucho en presencia.

Pensaba que aunque fuera feo, al verlo vestido de esa guisa, aumentaba las posibilidades de que mis ojos se fijaran en su persona y al final me resultara atractivo.

Ese pensamiento se ha quedado totalmente descartado desde que mis retinas se quedaron estupefactas al ver, en la pasada edición de los premios Goya, a Pablo Iglesias con esmoquin y pajarita.

 


Definitivamente se hace realidad el dicho de que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. 

         “La mona siempre es mona aunque se vista de púrpura”