El próximo día 6 de diciembre nuestra Constitución cumplirá 37 años.
Tiempo de sobra para darse cuenta que en algunos aspectos hay que reformarla.
Ya sufrió dos modificaciones a instancias de la Comunidad Económica Europea.
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en 1992 la reforma consistió en añadir, en el artículo
13.2, la expresión "y pasivo" referida al ejercicio del derecho de
sufragio de los extranjeros en elecciones municipales.
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en 2011 la reforma consistió en sustituir íntegramente
el artículo 135 referido a garantizar el principio de estabilidad
presupuestaria vinculado a todas las Administraciones Públicas.
Pero para llevar a cabo tal empresa debería haber un amplio consenso entre
partidos más allá de la mayoría parlamentaria que se necesita por ley.
Hoy por hoy esto es impensable cuando cada partido va a la suya, estando más
preocupados por no perder su cota de poder que del bien común.
Sin ser entendida en la materia pero aplicando el sentido común, creo que la
reforma constitucional tendría que ir por los siguientes derroteros:
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Desaparición de algo tan obsoleto como la prevalencia,
en el mismo grado, del varón sobre la mujer en la sucesión al trono
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Reforma del Senado para hacer de él una cámara
territorial efectiva.
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Definirse con mayor claridad las competencias
exclusivas del Estado, suprimir las duplicidades.
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Reforma del sistema electoral. Aunque mejoraría la
cosa con una buena ley donde hubiera cabida a listas abiertas o a una mejor
representación de la voluntad del pueblo (la fórmula electoral o Ley D'Hont).
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Añadir como derecho fundamental el de la protección de
datos
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Modificar el sistema de elección de los miembros del
Consejo General del Poder Judicial o de los magistrados del Tribunal
Constitucional para que sea de verdad eso de “la independencia de la Justicia”.
De todas formas creo que no todo es reformable porque no todo es malo.
No se debería confundir el descrédito de los representantes políticos con el
descrédito de la Constitución.