Las encuestas de intención de voto

Las encuestas de intención de voto son unos sondeos elaborados por institutos demoscópicos como Sigma dos, CIS, Metroscopia,...


En plena campaña electoral es una locura la proliferación de estas.

Todos los días salen en los medios de comunicación una o dos y luego la correspondiente tertulia para interpretarla.

Los resultados electorales poco tienen que ver con las últimas encuestas realizadas (incluso las de a pie de urna) porque una cosa es contestar lo contrario de lo que se piensa (por el simple hecho de engañar al encuestador) y otra muy distinta es elegir una papeleta y ponerla en la urna.

Y el último ejemplo de esto lo tenemos en las recientes elecciones del Reino Unido donde se pronosticaba un empate técnico entre el Partido Conservador de David Cameron y el Partido Laborista. 

La realidad es que el Partido Conservador obtuvo la mayoría absoluta.

¿Cómo dos millones de votos de diferencia, entre uno y otro partido, no se detectó previamente en las encuestas?

No puedo aceptar las encuestas de intención de voto cuando: 

·         se hacen sin ningún rigor (sondeos mecanizados, apresurados y cocinados)

·         no emplean un método científico (recogida de datos falsos, bien por parte de los encuestados o bien por parte de los encuestadores, muestras insuficientes, no consideración de todas las variables) 

·         se utilizan para generar un impacto en el electorado (miedo, antipatía, falsa victoria, efecto llamada).

Y es que algo influirá en el electorado cuando los cinco días anteriores al de la votación (a partir de este martes) queda prohibida la publicación y difusión de sondeos electorales por cualquier medio de comunicación (Ley Orgánica del Régimen Electoral General, artículo 69).