Para echarse a temblar

Nos pilla un tanto lejano lo que están viviendo los norteamericanos estos días con las elecciones de sus candidatos a la presidencia de los Estados Unidos de América, pero es para echarse a temblar ver que un personaje como Donald Trump, probable candidato republicano, pueda optar a tan alto cargo.

 


No hablo de sus antecedentes de playboy y misógino que son para un comentario aparte sino de los insultos y salidas de tono que ha venido protagonizando en esta campaña.

Vivimos una sociedad en la que no hay un término medio o se elige a un tipo al que se le ha llamado “Zapatero 2” por los discursos populistas que tan bien quedan ante las cámaras pero que tan vacios están de contenidos, o se elige a un exaltado que insulta a los que no hablan su mismo idioma (él es hijo de inmigrantes) y es todo un dechado de prudencia y tolerancia.

Se silencia que lo mismo que ha podido ser posible un presidente “de color” también es posible (o eso quiero pensar) que podamos ver a una mujer, desde luego con la cabeza mejor amueblada que el señor Trump, para llevar las riendas de tan influyente país.

Que "Dios nos pille confesados" si el peor candidato sale elegido porque seguro que no le darán esta vez el premio Nobel de la paz.