Tontería en grado superlativo

Creí, ilusa yo, que no se podía ser más tonto disfrazado de moderno, pero me equivocaba de raíz.

De un tiempo a esta parte ya tomamos como normal darle cien patadas al diccionario de la lengua española no utilizando el masculino genérico cuando tenemos que referirnos a personas sin distinción de sexos y utilizar en su caso la doblez de género haciendo el discurso farragoso y artificial.

Se aduce que el lenguaje es sexista pues al no nombrar el género femenino hace ser a las mujeres invisibles en la sociedad y perpetúa una situación discriminatoria.

Yo,  mujer desde que nací, nunca me he sentido discriminada o invisible de esta forma sino que hay otras más evidentes y claras de discriminación como por ejemplo que me llamen “maruja”.

 

Ayer asistí a un seminario en la Facultad de economía donde uno de los ponentes hacía el genérico en femenino.

Creí oír mal porque no concibo a nadie perder tiempo de su vida para volver a aprender a hablar.

Pensé que ya no se podía superar aquello de “miembros y miembras” de la ministra Aido, pero oír “nosotras” a un tío calvo, con barba y vestido con una camiseta negra ha superado todas mis expectativas.

No me sentí apoyada o valorada como mujer por ese gesto. Más bien lo consideré del todo ridículo pensando que ya no se podía ser más tonto que eso.

Por supuesto lo que pudo decir de interesante el ponente quedó eclipsado por la forma de comunicarlo.

A ver si nos enteramos que el lenguaje no es sexista sino que algunos, haciendo uso del lenguaje para comunicarse, tienen actitudes machistas.