Nunca digas nunca, tampoco digas siempre


Por experiencia sé que el "nunca más" raramente se cumple y el "para siempre" suele acabar tarde o temprano.

  • Basta que digas "nunca lo haré" para que acabes haciéndolo.

  • Basta decir "lo tendré para siempre" para que en un momento lo pierdas.


No deberían haber palabras "absolutas" en nuestro vocabulario porque la vida ya de por sí es impredecible.
Hoy las cosas son de un modo; mañana pueden cambiar.

Nada es permanente en este mundo, ni siquiera las desgracias.
A veces tardan en venir más de la cuenta los tiempos felices, pero al final todo pasa, porque nada dura eternamente.