La vida es como una partida de ajedrez con 3 fases:
apertura (nacimiento), medio juego (madurez) y final (muerte).
Yo estoy en mitad del juego.
En una partida, las primeras jugadas son importantes.
Cada movimiento debe tener un propósito, como en la vida, pues cada acción debería conducirnos en la dirección para alcanzar nuestras metas.
Hay que anticiparse al movimiento del adversario.
Debemos estar atentos para no dejar pasar las oportunidades que se nos ofrezcan.
Colocar las piezas en las mejores casillas es una
prioridad.
Sacrificar una pieza para defender una buena posición
es importante.
En la vida también debemos liberarnos de aquello que
no nos haga bien o que nos impida tener una vida mejor.
Debemos saber recuperarnos si hemos cometido un error.
Perder algunas partidas es necesario para convertirse en
un buen jugador.
De los errores se aprende.
La seguridad de nuestro rey es crucial.
No debe quedar expuesto a los ataques.
¡Jaque mate!