El 24 de agosto de 1992 un avión serbio cargado de bombas de fósforo (artefactos que explotan al contacto y provocan llamas inmensas) destruía uno de los edificios emblemáticos de la antigua Yugoslavia, la biblioteca de Sarajevo.
Miles y miles de volúmenes convertidos en cenizas.
Claramente un objetivo militar, ¿no?
Pero el acto más vil vendría después. Mientras seguían cayendo las bombas, muchos ciudadanos salieron a la calle y trataron de salvar lo que pudieron de entre las ruinas, lo que aprovecharon los francotiradores serbios para matarlos.
Hoy, 22 años después, la biblioteca ha sido reconstruida gracias a la U.E. con gran parte de los fondos suministrados por España y Austria.
Se ha reconstruido el edificio pero el contenido no se podrá nunca recuperar.
"Pueden exterminar a toda una generación, arrasar sus casas y aún así el pueblo se repondría. Pero si destruyen su historia, si destruyen sus logros, es como si nunca hubiera existido."
Sacado de la película "Monuments men" (2014)