Si pide café es un signo de que lleva una vida ajetreada, activa, posiblemente adicto al tabaco y con los nervios a flor de piel.
Si opta por el té parecerá que vive en un sosiego constante donde el aspecto bohemio y la naturaleza es parte fundamental de su bienestar.
Pero esto a veces falla. Yo misma, adicta al café, suelo pedir poleo o café descafeinado para no ponerme más nerviosa de lo que estoy.