Amanece lluvioso en Liverpool y eso nos preocupa pues nuestra excursión hoy es montañosa.
Pasamos por el túnel subterráneo que atraviesa de lado a lado el río Mersey y vamos paralelos a la costa, ya en Gales, hacia Caernarfon.
Será nuestra pequeña incursión en este país de grandes bellezas naturales, variados paisajes e imposible idioma (galés).
De origen celta, Gales tiene identidad propia desde 1999 cuando obtuvo su propio Parlamento.
Caernarfon está situada en la desembocadura del río Seiont.
Su castillo es una imponente fortaleza construida por Eduardo I tras su conquista del Principado de Gales en el año 1277.
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Está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es una verdadera gozada recorrer sus galerías e interminables pasillos estrechos.
Después de ver el castillo nos dirigimos a la plaza del pueblo para comprar la comida que nos tendríamos que llevar. Gracias a una pareja del grupo encontramos una tiendecita muy bien surtida y una señora muy amable que nos preparó dos bocadillos bien jugosos
Continuamos viaje por el valle de Snowdonia.


El tren está en funcionamiento desde 1896 y fue usado por los mineros de la época para transportar cobre y pizarra.
Son 1085 m. de subida, a veces empinada, con un paisaje de escarpadas montañas y ovejas, muchas ovejas, que parecían más bien cabras por lo abrupto del terreno en donde estaban. Vimos bastante gente haciendo la ruta a pie.
No nos llovió pero a pocos metros de la cima había una espesa niebla que nos impedía ver el paisaje.
Es la primera vez que coronamos una cima de montaña y nos hicimos una foto para inmortalizar el momento.

Llamberis y regresar a Inglaterra.
Ha sido un breve pero intenso paso por el país de Gales. Nos ha quedado mucho por ver pero eso será para futuros viajes.
Llegamos a Liverpool con tiempo para recorrer la ciudad.
Pasear por el antiguo puerto, Albert dock, (hoy se usan los muelles de Bootle) es sumergirte en el siglo XVIII cuando la ciudad fue una de las capitales del comercio marítimo.
Los primeros muelles se abrieron en 1715 y con el tiempo se extendieron 11 km a lo largo del río Mersey. De Liverpool zarpó el primer transatlántico en 1840, y a ella arribaban los emigrantes europeos que partían hacia el Nuevo Mundo.
Las oficinas centrales de la compañía naviera White Star Line se encontraban en Liverpool. Era la propietaria del Titanic y la gran mayoría de la tripulación era de esta ciudad.
Sobre el Royal Liver Building se encuentran los Liver Birds, símbolos de la ciudad.
Son las estatuas de dos aves pescadoras: el macho que apunta hacia el mar para vigilar la llegada de intrusos y la hembra mirando a la ciudad como símbolo de protección a su familia.
Cuenta la leyenda que si los Liver Birds echaran a volar, Liverpool dejaría de existir.

En Derby Square está el Queen Victoria Monument.
Paseando por Matthew Street respiramos la “beatlemanía” que se adueña de la ciudad. Allí se encuentra el pub “The cavern club” testigo de los comienzos de The Beatles.

La formación inicial, de cinco componentes: John Lennon, Paul McCartney, George Harrison, Stuart Sutcliffe (bajo) y Pete Best (batería), allá por 1960.
Sutcliffe abandonó la formación en 1961 y Best fue reemplazado por Starr al año siguiente.
Se disolvieron como grupo en 1970, embarcándose todos sus integrantes en exitosas carreras independientes.
Lennon fue asesinado a las puertas de su casa de New York en 1980, Harrison falleció en 2001 víctima de un cáncer y, McCartney y Ringo Starr aún permanecen musicalmente activos.
Nuestro paseo continuó por las calles de la ciudad intentando llegar a las dos catedrales, la anglicana y la católica, pero nos perdimos y volvimos al hotel pues ya se nos hacía tarde para la cena con el resto del grupo.